En CONIL 2025, un congreso donde se brindaron conceptos técnicos y científicos para el futuro del sector lechero, el Dr. José Santos, se enfocó en hipocalcemia y en las estrategias nutricionales para tener una lechería mejor.
En lo que fue la primera edición del Congreso Internacional de Lechería 2025, organizado por la Academia de Lechería de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba, se ofrecieron a un auditorio de productores, profesionales y especialistas del sector, una serie de disertaciones durante tres jornadas, que abrieron a la ciudad de Córdoba, como nueva alternativa de capacitación para la cadena.
En el Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria, fue el Dr. José Eduardo Santos, profesor del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Florida, quien además de hablar sobre colina, como una vitamina o variante nutricional que permite el transporte de lípidios en sangre y prevenir hígado graso, o el impacto en la composición de la grasa en la leche a partir de la suplementación, apuntó a la prevención de patologías asociadas al metabolismo de minerales como la hipocalcemia, hipofosfatemia e hipomagnesemia en vacas de post parto.

El principal error que comete el productor en esta etapa crucial del animal es el descuido en la evaluación de la alimentación, “no mirar la dieta correctamente, no hacer análisis de alimento, hacer los cálculos con base en tablas de libros y simplemente asumir que la concentración de nutrientes es un patrón, es la falencia fundamental”.
Esta suposición es particularmente riesgosa con los minerales debido a su alta variabilidad. “En los concentrados de proteína de soja o maíz, los minerales tienen gran variabilidad, sobre todo en potasio con un rango en materia seca de 0,9% a 3,5%”, por lo tanto, “asumir un valor sin medirlo es un error enorme”, porque pueden llevar a la hipocalcemia, a partir de la mala formulación de las dietas.
En una charla con Aire Agro explicó que la prevención de la hipocalcemia se basa en estrategias bien establecidas, porque “la dieta tiene que tener bajo fósforo, bajo calcio”, teniendo que “inducir acidosis metabólica o utilizar algún absorbente de fósforo que prevenga la absorción en el tracto gastrointestinal”, siendo un elemento clave en la dieta la “concentración adecuada de magnesio”.
Para el brasileño, “el 95% de las veces siempre tenemos éxito desde que seguimos ciertos criterios preventivos, para no caer siempre en el tratamiento con bolos de calcio”.
Siempre bienestar
Más allá de la alimentación, el Dr. Santos destacó la importancia del manejo y el bienestar durante el preparto, “los errores son los malos cuidados con esa vaca, que arranca en el confort en cuanto al ambiente, el combate al estrés calórico, o evitar el barro, la lluvia y todo lo que comprometa la producción futura”.
Afirmó categóricamente que “el bienestar es punto clave para todas las patologías que imaginamos” y que “desde placenta retenida, metritis, desplazamiento de abomaso, hipocalcemia, está todo involucrado con lo que hacemos con la vaca de una manera u otra”.
Revela así Santos una crítica a conciencia, “mejoramos las vacas y continuamos a someterlas a las mismas malas condiciones de 20 o 30 años atrás”. “La idea de que vamos a tener una vaca que es capaz de producir mucho y que se somete a condiciones adversas, sin tener consecuencias negativas, es un poco Ingenuo”.
Más profesionalización
Desde su experiencia en Brasil y Estados Unidos, el Dr. Santos considera que la lechería argentina “es más profesional que Brasil”, pero observa un estancamiento. En su opinión esto se debe a “las dificultades políticas, la pelea entre la sociedad y el componente agrícola del país, hizo que el campo se quedó estancado”, mientras el país tiene “un gran potencial”.
Conociendo el trabajo que se hace en diferentes cuencas de nuestro país, sabe que a pesar de la profesionalización, aún hay carencias en el manejo. “Hay tambos aquí en Córdoba en los que la vaca se queda afuera, sin techo, a pesar del clima, que la comida está expuesta a los elementos del medio con lluvia, con tierra”, es por eso que “desde el punto de vista de eficiencia de producción hay mucho que mejorar aquí también”.
Existe claramente una diferencia marcada en la adopción de tecnología entre sectores y regiones. Para él “en la Argentina comparado con el productor agrícola, el productor lechero es el que más lento hace los cambios, como pasa también en Brasil”. Sin embargo, eso lo da una producción que es más complicada que la agricultura, porque requiere “algo así como un casamiento con la actividad” por la inversión y el tiempo que requiere para ponerla en marcha y ver los resultados.
No obstante, la industria lechera en Estados Unidos es un ejemplo de rápida adopción tecnológica. “La industria productora de leche americana acepta mucho la tecnología, implementa de manera extensiva y rápidamente, como es el caso de la implementación de la genómica en los programas de selección animal”, que es una variable que en Argentina está recién en las cabañas lecheras.
A partir de esto, mencionó el notable progreso americano en la composición de la leche donde hoy es normal una producción de “45 a 50 kilos de leche por vaca día, con concentraciones de grasa de 4,2 4,4%” un valor impensado hace diez años. “Este progreso es continuo, pero como producto de mucho trabajo en los últimos años, para llegar a esta realidad”.
Según su mirada, las nuevas generaciones son más ágiles en la adopción de innovaciones, técnicas o científicas, porque saben que “el conocimiento está ahí. Solo entrar en internet y encontrar las fuentes que son fidedignas, hace que ya no haya secretos, siempre hay novedades, pero no son secretos”.
Por Elida Thiery (Aire Agro)