El geólogo Rubén Tosolini del INTA Rafaela aborda la creciente demanda y los desafíos de la calidad del agua en los tambos, ofreciendo soluciones tecnológicas y estrategias de manejo para asegurar la sostenibilidad de los establecimientos ganaderos.
Rubén Tosolini, quien trabaja en la experimental Rafaela del INTA, compartió su perspectiva sobre la problemática del agua en los tambos. Tosolini ha estado colaborando con productores y técnicos en Villa María, ayudándolos a repensar el manejo del agua en sus establecimientos.
El geólogo explicó que la demanda de agua en los tambos ha aumentado considerablemente en los últimos años. Este incremento se debe a múltiples factores, entre ellos, la necesidad de mantener la higiene en las instalaciones y el uso de tecnologías avanzadas que requieren una limpieza continua con agua de calidad. Una vaca promedio de 25 litros de producción necesita aproximadamente 140 litros de agua por día, más 25 litros adicionales para la higiene.
La calidad del agua es otro gran desafío. En la cuenca lechera, la competencia con la agricultura ha llevado a una disminución en la calidad del agua en algunas zonas. Sin embargo, Villa María se destaca por tener una buena calidad y cantidad de agua, aunque no todos los sectores de la cuenca comparten esta situación. Tosolini destacó la importancia de manejar adecuadamente en áreas donde la oferta de agua es limitada.
El primer paso para abordar esta problemática es realizar un buen diagnóstico hídrico. Esto implica obtener datos concretos sobre la calidad y cantidad de agua disponible, así como la demanda actual y el tipo de almacenamiento. Con esta información, los productores pueden planificar de manera efectiva las obras hídricas necesarias.
El experto enfatizó en la necesidad de despertar en los productores la conciencia sobre la importancia del agua en la discusión agropecuaria. La seguridad hídrica de los establecimientos ganaderos es fundamental, y para lograrla, es necesario generar un paquete tecnológico que solucione los problemas, despertar la necesidad de actuar y demostrar que las soluciones propuestas funcionan en el territorio.
Seguridad hídrica
La seguridad hídrica se define como la provisión confiable de agua cuantitativa y cualitativamente aceptable para la salud, la producción de bienes y servicios, y los medios de subsistencia, junto con un nivel aceptable de riesgos relacionados con el agua, según Sadoff y Múller (2009).
El objetivo institucional es lograr un manejo sustentable del recurso hídrico en el ámbito rural. Y, para alcanzar la seguridad hídrica es esencial una gestión adecuada de los recursos y una planificación hídrica efectiva, por lo que es fundamental realizar un diagnóstico de la situación hídrica, considerando aspectos como la capacidad de almacenamiento, la cantidad y calidad del agua necesaria por día, el estado de la infraestructura hídrica y la calidad del agua que consume la gente.
Un caso concreto
El experto brindó un ejemplo de un buen caso para reflexionar como lo es el departamento Castellanos, donde se cuenta con 150.000 V.O., un cambio en un 30% representaría 45.000 V.O., lo que podría mejorar la producción en 1 litro por V.O. por día, generando un ingreso a la región de 7.769 millones de pesos al año.

En resumen, la gestión del agua en los tambos es un desafío complejo que requiere un enfoque integral y planificado. Con el apoyo de profesionales y el uso de tecnologías adecuadas, los productores pueden enfrentar este desafío y asegurar la sostenibilidad de sus establecimientos.
Por Gonzalo Cornara – Pasante de la carrera de Licenciatura en Comunicación Social (UNVM)