Entre San Fernando y Béccar, a solo 24 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, Punta Chica se consolidó en los últimos años como uno de los enclaves más codiciados del real estate bonaerense. Sus calles arboladas, dominadas por grandes casonas tradicionales, hoy muestran un cambio de fisonomía: aparecen edificios de baja altura, con terrazas y balcones amplios, pensados para quienes buscan un equilibrio entre ciudad y naturaleza.

El fenómeno empezó a hacerse visible después de la pandemia. “El punto de inflexión se dio entre 2021 y 2022, y desde entonces el interés no paró de crecer”, explica a iProfesional Alan Flexer, gerente de la sucursal San Isidro de Inmobiliaria Narvaez. “La gente empezó a buscar verde, cercanía al río y buenos accesos. Punta Chica reúne todo eso”.

El crecimiento del barrio se apoya en una combinación de factores: conectividad, entorno natural y oferta educativa. “La excelente accesibilidad —por Avenida del Libertador, Panamericana y Ramal Tigre—, la proximidad al río Luján, los clubes náuticos y la posibilidad de disfrutar una vida de barrio con servicios y gastronomía son claves”, detalla Flexer. A ello se suma una fuerte presencia de colegios reconocidos como el Marín o el Holy Cross, y la cercanía a la Universidad de San Andrés.

Rodeado de clubes náuticos como el San Martín, el Victoria o el Barlovento, Punta Chica también atrae a los amantes del río. Esa combinación entre vida náutica y ritmo residencial la volvió especialmente atractiva para familias jóvenes y profesionales que trabajan en la ciudad, pero prefieren vivir cerca del verde.

El barrio combina cercanía al río, entorno natural y excelente conectividad por Libertador

“Hace cinco años predominaban las casas y PH tradicionales. Hoy esa oferta convive con edificios de categoría y baja altura que aportan seguridad y diseño, sin perder la escala barrial”, señala Flexer. En este contexto, la demanda creció y se diversificó: familias, parejas jóvenes y también inversores que buscan renta segura. “El suelo bien ubicado es cada vez más escaso. Surgen oportunidades en lotes unificados o en reemplazo de construcciones antiguas por proyectos más curados y premium”, agrega.

En esa línea, el valor del metro cuadrado en proyectos boutique ronda entre u$s2.800 y u$s3.800. “Estamos viendo una recuperación gradual de precios en dólares en los mejores productos, sobre todo los que combinan calidad y ubicación”, afirma el ejecutivo. “Punta Chica está al nivel de los mejores sectores de San Isidro y, en algunos casos, los supera”.

Oportunidad en Punta Chica: inversión en una ubicación premium

En este contexto de expansión y renovación urbana, Libertador 3216 representa una oportunidad de inversión en una de las cuadras más demandadas del corredor norte. El edificio se levanta en el corazón de Punta Chica, sobre la avenida homónima, entre Don Orione y Uruguay, a pocos pasos del río.

El desarrollo cuenta con 11 unidades distribuidas en 4 pisos: diez departamentos de dos ambientes y un monoambiente (ya vendido), con superficies que van desde 50 hasta 123 metros cuadrados. Dos de las unidades del último piso poseen terraza propia con parrilla, mientras que todas cuentan con baño en suite y doble balcón accesible.

El desarrollo cuenta con 11 unidades, entre 50 y 123 metros cuadrados, y nueve cocheras

“El proyecto fue pensado para mantener expensas bajas, por eso no tiene amenities, pero sí ofrece detalles de confort como calefacción por losa radiante, ascensor electromecánico, acceso automatizado y portero visor con cámara“, detalla Flexer. En total, el edificio suma nueve cocheras.

Las unidades se comercializan desde u$s179.550 hasta u$s317.250, según la orientación y el piso. La entrega está prevista para noviembre, es decir, en cuestión de días. Actualmente, solo quedan cinco departamentos disponibles, y desde la inmobiliaria esperan completar la comercialización antes de fin de año.

En cuanto al rendimiento esperado, Flexer estima que la rentabilidad anual para inversores ronda entre 5% y 6%, un valor competitivo dentro del corredor norte, considerando la demanda sostenida de alquileres.

 “Hay buena demanda en unidades de uno o dos ambientes bien ubicadas, y potencial de revalorización en productos con terrazas o cocheras”, precisa.

La rentabilidad anual estimada para inversores ronda entre 5% y 6% en dólares

El ejecutivo también destaca el diferencial de este emprendimiento frente a otros de la zona: “Se trata de un edificio moderno y funcional, ideal para quienes buscan vivir en una zona residencial privilegiada, con detalles de diseño y confort. Está en una ubicación irremplazable, cerca del río, del polo gastronómico y de los principales accesos”.

Dado que la escasez de tierra bien ubicada eleva el valor de los proyectos premium, invertir en Punta Chica aparece como una apuesta respaldada por la ubicación, la demanda sostenida y la proyección de revalorización. Y con edificios como Libertador 3216 próximos a estrenarse, la zona reafirma su lugar como uno de los focos más dinámicos del real estate bonaerense.